Cualquier innovación introduce novedades que provocan cambios; esos cambios pueden ser drásticos o progresivos. Los cambios drásticos suelen llevar asociado un alto coste y únicamente se incorporan en situaciones límite o estratégicas; sin embargo los cambios progresivos suelen llevar asociado un bajo coste y son perfectamente asumibles.
El profesorado necesita razones para innovar, nuestra profesión es posiblemente la que menos innovaciones ha introducido en su trabajo desde hace bastantes siglos.
Necesitamos razones para innovar, y estas suelen ser de tres tipos:
· Para mejorar las actividades que habitualmente hacemos.
· Para adaptarnos a una situación de cambio.
· Para hacer algo que antes no podíamos hacer
Si realizo la innovación por mi cuenta, sin estar en ningún programa oficial, sin publicar los resultados ni divulgarlos en ningún congreso; ¿cómo lo demuestro?
Pero para innovar hay que conocer la tecnología, tener experiencia en formación, haber sufrido muchos fracasos (y éxitos), conocer las metodologías antiguas y nuevas. Por tanto una persona estará más capacitada para innovar cuanto más experiencia tenga y por tanto más edad.
Los alumnos quieren aprobar y además saber para qué sirven los conocimientos que impartimos; dicho de otra forma, los alumnos quieren aprobar y que los conocimientos impartidos sirvan para aplicarlos “al mundo real”.
Cuando realizo innovación educativa la hago para que el alumno que trabaje apruebe, además de realizar actividades similares a las que se tendría que realizar en el “mundo real”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario